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Grumpysodio I: Star Wars, el lado oscuro de El despertar de La fuerza

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Hace mucho tiempo en una galaxia muy muy lejana, unos valientes Grumpies fueron a ver Star Wars, Episodio VII: El despertar de la fuerza. Entre ellos, Arqueo Grumpy se vio atraído por el lado luminoso del film, mientras que a Geek Grumpy le pesó más el lado oscuro de la película. Hoy, Geek Grumpy escribe porque no le gustó la nueva entrega de la saga galáctica en un post repleto de SPOILERS.

Si Grumpies, lo fácil hubiese sido venir aquí sin ningún tipo de espíritu crítico y empezaros a cantar las grandezas de un film que a simple vista puede embriagarnos con su ritmo “videoclipero” y sus efectos especiales. Ya hubiese sido lo último que partiendo de una saga mítica, 200 millones de presupuesto y la predisposición más absoluta de los fans, no hubiesen conseguido ni eso, por lo que yo voy a contaros porque no me ha gustó lo que vi.

 

 

Tampoco hay nadie que le pueda negar a Abrams que sabe dirigir: Mission Impossible III, Star Trek o Super 8 ya eran muestras de ello. Ahora bien, lo que mejor hizo el bueno de J.J. con la serie trekkie fue darle una vuelta de tuerca, ser valiente y conseguir un producto distinto que pudiese gustar tanto a la mayoría de fans (no hablo de radicalismos) como a los profanos. Todo lo contrario que con Star Wars Episodio VII, donde Abrams se ve superado por su estima a la saga y asume riesgos cero, perpetrando así un film que dejará fríos tanto a seguidores acérrimos como a extraños.

 

Y es que el director neoyorkino ha rodado más un innecesario remake que otra cosa. El argumento de El despertar de la fuerza es clavado al de Una nueva esperanza: Un simpático androide es enviado con unos importantísimos mapas en busca de ayuda por alguien en apuros. Este robot acaba milagrosamente en manos del protagonista que, pese a no saberlo, es super importante y poderoso. En su camino por cumplir una misión que nadie le ha asignado, este joven encontrará un mentor que le ayudará y acabará siendo como el padre que nunca tuvo, pero el malvado de turno lo matará frente a sus ojos en una trágica lucha. Como podéis ver, explicado así no se sabe si hablamos del episodio IV o del VII. Si hasta hay una escena de cantina, ¡joder!

 

 

Siendo sólo éste su error ya sería grave, pero es que además la película tiene más fallos que un exámen de literatura griega de Belén Esteban: ¿En qué momento sobrevive Poe?, ¿Cuáles son las motivaciones de Fin y porque ayuda a todo el mundo?, ¿Por qué Ray utiliza La Fuerza para obligar al guardia a desatarla si no conoce los poderes de la misma? ¿Por qué Kylo Ren está interpretado por el doble del pequeño Nicolás? ¿Qué le pasa a la familia Skywalker con los puentes, lo investigará Iker Giménez? ¿Sobrevivió Azog a su lucha contra Thorin y se convirtió en el Líder Supremo Snoke? Y con preguntas de este estilo podría seguir hasta mañana, pero tampoco quiero abusar.

 

Para acabar, ¿Alguien se ha hecho la pregunta de por qué le llaman Episodio VII? No tiene ningún tipo de conexión con el Episodio VI, sólo los cameos. De hecho, ¿Alguien entendió realmente de donde salían los dos nuevos bandos del universo? Y no me refiero a los típicos fanboys del “Claro, esto si te hubieses leído las 300 novelas y los 2000 cómics lo sabrías”, éste film debería ser auto explicativo.

 

 

En conclusión, Abrams cumple formalmente pero acaba por realizar un innecesario remake sin alma, sin ambición alguna más que la de tapar las vergonzosas entregas de la segunda trilogía (Episodios I, II, y III). Para esto ya podían haber cogido a cualquier otro menos dotado y con un poco menos de cariño por la saga pero más valentía para contar alguna historia interesante.

 



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